Durante más de diez años, la lucha libre femenina ha capturado la atención de locales y visitantes en El Alto, Bolivia. Estas mujeres agregan un poco de tradición a este popular deporte: ¿En qué otro lugar se podrían ver enaguas bajo coloridas polleras, chales con flecos, gruesas trenzas y sombreros de bombín luchando en un cuadrilátero?
Sara Shahriari y Tim Clayton colaboraron con el siguiente video sobre Yolanda la amorosa, una luchadora de El Alto, quien a pesar de la preocupación de su madre, sube al cuadrilátero para luchar por su derecho a ser más de lo que la sociedad estima “apropiado” para una mujer.
Yolanda la Amorosa es miembro de “Titanes del Ring” grupo de lucha que lleva a cabo su función todos los domingos en el Centro Multifuncional de El Alto, Bolivia. El grupo incluye a las cholitas, un grupo de mujeres indígenas que luchan contra hombres, así como entre ellas mismas por sólo unos cuantos dólares cada fin de semana. Yolanda vive con sus dos hijas Adriana y Carmen, en las colinas con vista a La Paz. Bolivia.
Entonces con un movimiento rápido se aleja del cuadrilátero, pone sus manos en la parte superior de las cuerdas, montándose en la segunda. Comienza a rebotar en la cuerda hasta tirar sus piernas y cuerpo hacia el exterior. En este momento se suelta de tal manera que vuela directo al torso de su oponente. El resultado fue un charco de polleras y trenzas en el centro del cuadrilátero.
Acabo de ser testigo del vuelo y el aterrizaje de una de las Cholitas luchadoras y sólo pensé: “¡La batalla de polleras está a toda marcha!”
Ver a las luchadoras en El Alto no sólo se ha convertido en un pasatiempo para locales sino también una atracción turística; lo cual es evidente al ver las decenas de videos cargados en YouTube donde aparecen las cholitas.
Cuando nos sentamos estaba más bien molesto. Nos habían enviado a la “fila de extranjeros”, donde las entradas costaban tres veces más de lo normal. Más o menos $7 así que no había problema. Pero al entrar, nos dijeron que nos sentáramos en una sección especial para “extranjeros”. ¡No gracias! Jürgen y yo nos escurrimos a la sección “regular” y nos sentamos junto a una pareja de fanáticos de lucha libre que nos bombardeaban con preguntas entre pelea y pelea.
La lucha libre es una experiencia boliviana por antonomasia y la recomendamos. Ninguno de los dos esperaba divertirse tanto… me dolía el estómago de tanto reírme. Aunque es evidentemente fingido, ver a estas mujeres ser golpeadas por un hombre puede ser algo espeluznante, así que tal vez las feministas radicales no querrán acercase a este tipo de evento. Pero si un poco de violencia no hace daño a su humor, definitivamente véanlo.
Web
Sara Shahriari y Tim Clayton colaboraron con el siguiente video sobre Yolanda la amorosa, una luchadora de El Alto, quien a pesar de la preocupación de su madre, sube al cuadrilátero para luchar por su derecho a ser más de lo que la sociedad estima “apropiado” para una mujer.
Yolanda la Amorosa es miembro de “Titanes del Ring” grupo de lucha que lleva a cabo su función todos los domingos en el Centro Multifuncional de El Alto, Bolivia. El grupo incluye a las cholitas, un grupo de mujeres indígenas que luchan contra hombres, así como entre ellas mismas por sólo unos cuantos dólares cada fin de semana. Yolanda vive con sus dos hijas Adriana y Carmen, en las colinas con vista a La Paz. Bolivia.
Entonces con un movimiento rápido se aleja del cuadrilátero, pone sus manos en la parte superior de las cuerdas, montándose en la segunda. Comienza a rebotar en la cuerda hasta tirar sus piernas y cuerpo hacia el exterior. En este momento se suelta de tal manera que vuela directo al torso de su oponente. El resultado fue un charco de polleras y trenzas en el centro del cuadrilátero.
Acabo de ser testigo del vuelo y el aterrizaje de una de las Cholitas luchadoras y sólo pensé: “¡La batalla de polleras está a toda marcha!”
Ver a las luchadoras en El Alto no sólo se ha convertido en un pasatiempo para locales sino también una atracción turística; lo cual es evidente al ver las decenas de videos cargados en YouTube donde aparecen las cholitas.
Cuando nos sentamos estaba más bien molesto. Nos habían enviado a la “fila de extranjeros”, donde las entradas costaban tres veces más de lo normal. Más o menos $7 así que no había problema. Pero al entrar, nos dijeron que nos sentáramos en una sección especial para “extranjeros”. ¡No gracias! Jürgen y yo nos escurrimos a la sección “regular” y nos sentamos junto a una pareja de fanáticos de lucha libre que nos bombardeaban con preguntas entre pelea y pelea.
La lucha libre es una experiencia boliviana por antonomasia y la recomendamos. Ninguno de los dos esperaba divertirse tanto… me dolía el estómago de tanto reírme. Aunque es evidentemente fingido, ver a estas mujeres ser golpeadas por un hombre puede ser algo espeluznante, así que tal vez las feministas radicales no querrán acercase a este tipo de evento. Pero si un poco de violencia no hace daño a su humor, definitivamente véanlo.
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