martes, 27 de diciembre de 2011

Cholitas Luchadoras son Diosas del Ring en Bolivia

Las mujeres indígenas que practican la lucha libre se han
convertido en un ícono de Bolivia.
Algunas son explotadas como espectáculo para turistas,
pero otras son emancipadas y valientes
como Carmen Rosa, la diosa del ring.

Frente al espejo del camerino, Carmen Rosa le reza con la cabeza gacha al Señor Jesús del Gran Poder. Le sudan las manos, se muerde los labios, tiene miedo. Acaba de cumplir 40 años y su pelo trenzado ya tiene las raíces tan blancas como las nieves del Illimani. La edad es un factor de riesgo para el combate que tendrá en pocos minutos contra la temible Rosa la paceña.

Pero hoy el origen de sus miedos no está en la pelea sino en el desafío que enfrenta en las elecciones. Lleva dos meses haciendo campaña como candidata al Concejo Municipal de La Paz y al final de este día de comicios sabrá si alcanza el triunfo político. Esta mujer aimara se ha propuesto ganar en las urnas y en el ring.

El público entretiene la espera al ritmo de la tecnocumbia. Las mujeres bailan, los niños corretean y los hombres amasan bolas de hoja de coca que se meten bajo el cachete para ir mascando durante toda la tarde. Por diez bolivianos (unos 2.500 pesos) una familia entera tendrá diversión por tres horas. El precio equivale a diez pasajes de bus urbano o al valor de una botella de agua en un hotel de lujo.

La canción de Rocky III, “Eye of the tiger”, anuncia con su rasgueo eléctrico el inicio del espectáculo. Carmen Rosa desfila con altivez exhibiendo su pollera dorada de cuatro enaguas, la manta de lentejuelas que le trae suerte, el sombrero bombín que aún paga por cuotas y el cinturón que la acredita como campeona nacional de lucha femenina.

Ya en el cuadrilátero, su sonrisa pícara adornada con incrustaciones de oro en los dientes frontales se transforma repentinamente en las fauces de una leona. Ningún espectador se imaginaría que tras su gesto bravucón hay un corazón que late de nervios a la velocidad de un ventilador.

En cuanto el árbitro dé la orden, empezará la pelea…

Espíritu indomable
La pose desafiante de Carmen Rosa es el resultado de un vida rebelde. Desde la infancia aprendió el oficio familiar de recolectar hoja de coca en el Valle de los Yungos de donde son sus raíces y se gastó la juventud entre las cuatro cosechas anuales que deja esta planta sagrada; sin embargo, se aburrió de la rutina y contra el mandato de su padre agricultor se fue a La Paz a probar suerte como artesana.

En la ciudad conoció a Oscar Cahuasa a quien convirtió en su marido, en padrastro de su primogénita, en socio de su negocio de bisutería y en coautor de su hijo Bismarck, bautizado así en honor al legendario luchador mexicano que alguna vez doblegó a Santo “el enmascarado de plata”.

Hace una década, cuando sus niños lograron por fin saltar a la adolescencia, Carmen Rosa desempolvó su sueño de ser luchadora: no del estilo deportivo que se ve en los olímpicos sino del arte acrobático con toque teatral. Sus nuevos colegas recelaron de su condición femenina, indígena y de pollera, y su propio marido se opuso cuando empezó a ver a su mujer descalabrada por la muenda que aguantaba en la tarima.

Sin embargo, ella esquivó los reproches con la misma fortaleza que la hizo invulnerable a los golpes. Dejó el trabajo, mejoró en cada entrenamiento y se unió a un empresario con buen ojo para los negocios que vio en la pelea de mujeres de pollera un acto exótico para atraer turistas. El hombre rebautizó la función con el nombre de “Cholitas Voladoras” y montó toda una industria de espectáculo rudo en el multifuncional de la población de El Alto.

La estrategia tuvo éxito inmediato, los extranjeros inundaron de dólares la taquilla y las agencias de viajes diseñaron costosas excursiones para sumergir a sus clientes en lo más hondo de la cultura popular. Pero el empresario amarraba la plata mientras las luchadoras se ganaban los moretones.

Carmen Rosa se indignó al ver que el salario no mejoraba, que les incumplían la promesa de obtener seguridad social y que la fama no le rentaba ni un poquito al bolsillo; por eso armó una disidencia y fundó la asociación de mujeres luchadoras “Las Diosas del Ring” por el orgullo, la identidad y el respeto.

Con ella se fueron Yolanda “la amorosa”, Julia “la paceña”, Claudina “la maldita”, Rosita “la rompecorazones” y Anita “la vengadora”. Fue tal la rabia del empresario con esta fuga que rebautizó a la luchadora más corpulenta que le quedó en su negocio con el nombre de Carmen Rosa. Desde entonces, nuestra protagonista se presenta como Carmen Rosa “la verdadera”.

En lugar de actuar para los turistas, Las Diosas del Ring convocan a la gente del barrio en el coliseo Villa Victoria de La Paz. Su nuevo manager es “Criatura de Dios”, un hombre de 90 centímetros que se presenta formalmente con el apodo de Chucky (por el muñeco de la película) y que no voltea a mirar si se le llama por su nombre de pila que es Cresencio.

Chucky se convirtió en el luchador más famoso del país el pasado mes de marzo cuando, en pleno día del padre, su joven esposa que casi le dobla la estatura dio a luz a su primer hijo. El periódico más leído de Bolivia que se llama La Razón les dio primera página.

Empieza la lucha…

“Criatura de Dios” da la señal y empieza la pelea. Carmen Rosa revienta en un tornado de patadas voladoras para provocar a Julia la paceña quien devuelve la amenaza con una rutina de puños al aire. Las dos luchadoras corren por el entablado, agarran impulso y se empujan como fieras.

Bismarck observa la lucha, pero su atención está pegada a la emisión de los resultados electorales por la radio. Estos comicios de 2010 son históricos no sólo para su mamá candidata sino para todo Bolivia puesto que por primera vez se eligen gobernadores y asambleístas por voto popular, al tiempo que se promueve mayor autonomía indígena en las Alcaldías y Concejos.

Carmen Rosa deja que la paceña la inmovilice con una llave de judo, por andar distraída pensando en política. Sueña ser concejala para traerle seguridad a su barrio y evitar que la comunidad, ante la falta de fuerza pública, siga linchando a los delincuentes bajo la sentencia: “ladrón pillado será quemado”.

La bandera de esta luchadora es el respeto a la vida; y justamente por ese contraste entre su liderazgo pacifista y su rudeza en el cuadrilátero fue escogida como protagonista de la cinta estadounidense “Las mamachas del ring” y de la película alemana “Cholita Libre” que se estrenará en el festival de cine de Locarno.

Julia aprovecha el nerviosismo de su competidora para lanzarse encabritada contra ella con la fuerza de un huracán. El público se queda sin aliento: Carmen vuela piernas arriba, trenzas abajo, enaguas al viento y se enrosca en vuelta de carnero hasta caer estrepitosamente sobre los tablones del escenario.

Tendida en el piso y aplastada por su rival, Carmen Rosa piensa que su dolor físico tiene su recompensa. Gracias a la lucha libre ha sido aplaudida en el extranjero, ha montado en avión y ha conocido el mar, aunque la ganancia es tan poca que para pagar el cuarto donde vive con su familia tiene que vender almuerzos ejecutivos por un dólar en un kiosko de comidas.

La campeona se siente agotada. Para rematar, su hijo Bismarck le da a entender por señas que la radio no trae buenas noticias sobre las votaciones. El público grita: “que se rinda, que se rinda”. La predecible derrota en las urnas la tiene a punto de capitular en el ring. Pero, ¿por qué rendirse?, piensa. Ya vendrán otras elecciones y otra esperanza. Hace diez años una mujer de pollera como ella sólo aspiraba al servicio doméstico y hoy puede ser luchadora, candidata y dirigente.

Con este pensamiento como ilusión, Carmen Rosa se levanta, despliega una coreografía de golpes, ejecuta un salto mortal que le da el triunfo sobre Julia la paceña y con los brazos en alto lanza el grito de batalla que todo boliviano lleva en el corazón desde los tiempos de la guerra contra Chile: “¿Qué me rinda yo? Que se rinda su abuela, carajo”.


Reporterita

Contactos: cholitaswrestling@gmail.com

Fighting cholitas y cholitas wrestling desde Bolivia

La lucha libre entre cholitas paceñas ya es un fenómeno global.

Se trata de un espectáculo muy llamativo porque usan sus trajes típicos durante las peleas y son muy fieras para defenderse.

También las llaman ‘las diosas del ring’.

Carmen Rosa, ‘la Campeona’, es la reina del cuadrilátero. Adornada con joyas brillantes y aplicaciones de oro en los dientes, gallarda se pasea por el escenario saludando a su público.

“Los hombres no son nada sin nosotras”, grita en un momento, arrebatándole el micrófono a un tímido narrador que se achica de sólo verla.

Es domingo y esta mujer va a luchar como una adolescente, pero va a perder la batalla.

Son casi las tres de la tarde y una pequeña fila de niños acompañados de sus padres se ha reunido en una casona del barrio 8 de Diciembre de La Paz. Ansiosos, todos esperan que la puerta de latón se abra para tomar por asalto las sillas metálicas y las bancas de madera que fueron acomodadas para la ocasión.

Hoy la lucha se perfila buena. Se enfrentan ‘la Campeona’ y Julia, ‘La Paceña’. La una es ruda y representa a los malos, la otra es buena y se supone que tiene técnica.

Antes lucharán los hombres: enmascarados gigantes de trayectoria extensa. Luego se enfrentarán dos parejas conformadas por una cholita y un hombre.

Sobre las 16:30 horas, con el aforo lleno, se inicia el espectáculo. ‘Salvaje’ y un torero panzón con corbata corta inician el trajín.

El sol invernal paceño apenas calienta a los asistentes que, emocionados, empiezan a insultar a ‘Salvaje’ por no respetar las reglas. Hay gritos, desestrés. Una mujer le lanza una botella de plástico al árbitro. Esta vez ha ganado el malo.

Al cabo de varios minutos, la lucha más esperada: la de las cholitas Carmen Rosa y Julia, ‘la Paceña’. La primera ya se acerca a los 41 años; la otra, a los 36.

De pronto, Carmen vuela por los aires y las polleras se lucen en su esplendor. Julia golpea y, olvidando sus buenas técnicas, saca una caja de madera de debajo del ring y se la rompe en la cabeza a su adversaria.

A esta hora ya han pedido que cambien el árbitro, un hombre moreno al que llaman el ‘Gato’ Montini intenta poner orden.

Es inútil, la lucha ha salido de control y el desenfreno provoca adrenalina en el público. Esta vez gana la buena y ha dejado a Carmen Rosa con la cabeza rota.

La lucha de cholitas se ha convertido desde hace algunos años en otro atractivo turístico de La Paz, debido a la fama que les han dado los periodistas extranjeros.

Admirados de ver a mujeres de ascendencia indígena luchando de igual a igual entre ellas y contra los hombres, llegaron desde todas partes del mundo a filmar y escribir sobre este deporte. Tanto, que ya hay dos películas y un sinfín de documentales en su honor.

La fama, sin embargo, les ha costado el abuso. El empresario que las hizo pelear por primera vez, Juan Mamani, ‘Gitano’, empezó a cobrar mucho dinero por llevarlas de viaje a Argentina, Perú e incluso Estados Unidos, mientras que a ellas apenas les llegaban migajas.

Luego, al ver el interés de la prensa, decidió cobrar por cada entrevista que ellas dieran.

Cansadas de la situación, Carmen Rosa (Ana Polonia Choque Silvestre) y Julia (Rebeca Condori) decidieron independizarse y organizar sus propias luchas.

Desde finales de junio de este año, alquilaron una casa en el barrio 8 de Diciembre de La Paz, donde todos los domingos muestran sus artes.

La entrada cuesta diez bolivianos (un euro) para los nacionales y dos para los extranjeros. “Esta es nuestra nueva apuesta”, asegura Carmen Rosa, que de lunes a viernes deja los golpes y vende comida en un pequeño quiosco del centro paceño.

Dina demostró ayer por qué le dicen “la reina del ring”

Dina demostró ayer por qué le dicen “la reina del ring”. Y es que en una lucha de menos de 15 minutos logró tumbar a su contrincante, Satinador, que ingresó con un traje camuflado, de ésos que utilizan los militares.

La contienda comenzó en el cuadrilátero que fue ubicado en el garaje de la Cinemateca Bolivia, donde además de esos luchadores se presentaron Bismark Junior y Tobi, entre otros, que hicieron vibrar al público con sus movimientos y con la rudeza con la que se enfrentaban cuerpo a cuerpo.

Dina, que ingresó ataviada con una manta roja y una pollera multicolor, esperó serena en una de las esquinas, con los brazos sobre las cuerdas. Al principio, la lucha comenzó en el cuadrilátero, pero concluyó fuera del ring, en el cemento.

Pero las luchadores que fueron esperadas y a las que el público también ovacionó fueron Carmen Rosa La Campeona, Julia La Paceña y Yolanda La Amorosa. Todas ellas hicieron gala de sus habilidades en el ring. Las polleras y las trenzas que las caracterizan no fueron un impedimento para pelear de igual a igual con los varones. A diferencia de ellas, los hombres tenían cubiertos sus rostros con máscaras y eran más musculosos.

Con saltos, golpes y otros movimientos propios de la lucha libre, las mujeres se impusieron ante un público de todas las edades, desde niños hasta personas de la tercera edad.

El luchador Tobi fue uno de los más abucheados, pues ni bien ingresó al garaje pateó una de las sillas. El arbitro, Gabo Montino, también recibió las rechiflas del público porque en lugar de dirigir la contienda se puso a golpear a Bismark Junior.

El show, denominado “Fiesta film viendo las estrellas” comenzó a las 21:30, aproximadamente. Como parte del escenario fue montado un juego de luces que hacía que el ambiente se volviera una discoteca.

La música no faltó y tampoco quienes bailaron al ritmo de ella, mientras en el cuadrilátero se desarrollaban las feroces peleas.

También se habilitó una pantalla gigante donde se proyectó de manera simultánea el documental sobre las luchadoras, donde no sólo se muestra las luchas en el cuadrilátero, sino también su pelea en su diario vivir, su sobrevivencia junto a sus familias y esposos.

La saya afroboliviana también encantó al público y se apoderó del ring con sus movimientos.

Lo paradójico fue que fuera, en el ring, los luchadores son enemigos, pero en los camerinos todos ellos, como buenos amigos, entrenan juntos.

martes, 6 de diciembre de 2011

Cholitas Luchadoras en World Press Photo

Pese al frío y las incomodidades, la muestra del World Press Photo 2011, que se exhibe en el Museo San Francisco, está a punto de superar el número de visitantes registrado el 2007 (18.000).

Luego de tres semanas de exposición, la muestra del World Press Photo 2011 ha recibido más de 17.000 visitantes, informó José Luis Ríos, director ejecutivo del Centro Cultural Museo San Francisco, lugar donde las principales fotos de prensa a nivel mundial se hallan en exhibición para el público.

“El peor día (7 de julio) recibimos 830 visitantes, mientras que la mejor jornada (5 de julio) 1.545 personas vinieron al museo”, manifestó Sandra Boulanger, curadora de la muestra, que estima que hasta el 17 julio, fecha en que se cierra la exposición, recibirán poco más de 20.000 visitas.

“En años anteriores contamos con la presencia de colegios, pero en esta ocasión la exposición coincidió con las vacaciones invernales”, señala Ríos. Pese a eso, y a la incomodidad, en el acceso al museo, que conlleva el trabajo del municipio en las áreas circundantes, el Director del Centro Cultural considera que la muestra fotográfica ha sido la exposición más exitosa, en términos de asistencia y comentarios, de este año.

Ni siquiera las bajas temperaturas que se registran en nuestra ciudad han logrado reducir la afluencia de visitantes.

“A las nueve de la noche es cuando más gente hay, aunque a esa hora el frío se siente con mayor intensidad”, confirma Ríos y añade: “Sandra (Boulanger) consolidó este evento anual, con un trabajo de hormiguita, a fin de traer una exposición gráfica de primer nivel al público paceño”.

Una de las imágenes más visitadas es la secuencia de las cholitas luchadoras, que, en palabras de Ríos, “representa la presencia de la cultura chola a nivel internacional, y sobre todo, de la mujer de pollera”. Al respecto, Boulanger indica que en versiones anteriores del concurso World Press las fotos de estas cholitas ya estuvieron presentes, pero enviadas por otros reporteros gráficos, aunque el jurado de entonces no les encontró relevancia noticiosa.

Aparte del trabajo de Boulanger, la muestra llegó a la ciudad de La Paz gracias al patrocinio de la Embajada de los Países Bajos, del Ministerio de Culturas y de la Oficialía Mayor de Culturas. Luego del 17 de este mes, las fotos serán enviadas a Holanda, de donde partirán a otro país.

Cifras
Visitantes
Este año se espera batir el récord de asistencia que se alcanzó el 2007: 18 mil visitas.

Curadora
S. Boulanger
La gestora cultural se encarga, desde hace varios años, de organizar la exhibición gráfica.

Patrocinio
Holanda
La Embajada de los Países Bajos en Bolivia es el principal patrocinador del World Press Photo en nuestra ciudad.

La Razón

domingo, 13 de noviembre de 2011

Radiografía de las Cholitas Luchadoras Bolivianas

Los bolivianos ya estaban hartos de Titanes en el Ring y otros semejantes, así que los luchadores probaron con dejar entrar a sus mujeres, cholitas obedientes y aferradas a las tradiciones. No sabían lo que les esperaba, cuando le tomaron el gusto al deporte (o a la violencia, andá a saber) terminaron partiéndose cajones en la cabeza para deleite de los espectadores y de los patrocinadores.

Porque como de costumbre, esto parece un triunfo en la igualdad de sexos, pero qué querés que te diga. Se le siente un tufillo a nuevo modelo de explotación femenina. ¡Quién lo hubiera esperado de las más profundas tradiciones andinas? Pero ahí está, nos lo trae Alberto Moroy para nuestra sorpresa y para que veas que estas cosas que parecen tan modernas resulta que tienen origenes milenarios. Por si te interesa agregamos que chauvinismo estaría mal usado también en este caso, que se ajusta más a “misoginia” (odio o desprecio a las mujeres) o quizás también “ginofobia” (temor a las mujeres). ¿O ambas cosas son perversamente lo mismo?

Hoy Viajes nos lleva a La Paz, Bolivia para conocer un deporte extraño en cuanto al género de quienes lo practican, ya que el “Cachacascan criollo”, que muchos conocimos, (Titanes en el Ring, Gladiadores del Ring,) era y es practicado por hombres. En la portada Mujeres bolivianas de mediana edad, vistiendo las tradicionales faldas largas y sombreros, luchan hasta el fin, en uno de los deportes más extraños: la lucha libre femenina boliviana. Si bien el origen es moderno 2003, las raíces hay que buscarlas en el “Tinku”, un ritual y danza folklórica de Bolivia, de tiempos incaicos.

Estas combatientes vestidas extrañamente, en su mayoría madres y amas de casa, son héroes, donde miles de personas se reúnen para ver los combates cada semana. Las luchadoras son conocidas como “Cholitas”, y es extraordinariamente difícil competir, pues las mujeres saltan desde las cuerdas, vuelan por el aire y se golpean con verdadera fuerza. Lesiones y caras ensangrentadas son comunes. Las reglas permiten que se puedan romper cajones de madera sobre las cabezas de sus contrincantes.

Las peleas de las cholitas luchadoras han comenzado a extenderse por este país andino. El fenómeno empezó hace casi ocho años cuando los luchadores masculinos, desesperados por atraer más público a sus espectáculos, decidieron subir a mujeres al ring. Las primeras peleas se dieron en El Alto, ciudad-dormitorio de La Paz, pegada al aeropuerto J.F. Kenedy, de un millón de habitantes, a más de 4.000 m de altitud y de mayoría Aymará. Ya en el 2003, vi a mujeres pelear en una calle, me llamó la atención que la gente se arremolinara, pero nadie se animo a separarlas ,comento un turista. En las ciudades de El Alto y La Paz, las más pobladas de Bolivia, ya hay al menos ocho grupos de cholitas luchadoras, que se presentan con sobrenombres de batalla sugestivos, como ‘Juanita, la cariñosa’, ‘Elizabeth Rompecorazones’, ‘Jennifer Dos Caras’, ‘Marta, la Alteña’, ‘Remedios, la misteriosa’ o ‘Silvina, la Poderosa’.Las luchadoras suelen ser amas de casa o comerciantes

Relato

Llegó la hora de Yolanda “La Amorosa”. La luchadora, de menos de 30 años, camina hacia el ring con la elegancia de una actriz que llega al Festival de Cannes. Levanta la mano para saludar a su público, que la aplaude, le grita, la alienta, le chifla, le exige. Camina lento, con estirpe real y bambolea su faldón rosa. No parece una luchadora ruda, sino más bien una princesa inca. Tiene los ojos achinados, la nariz fina a pesar del puñetazo que más tarde supe que le pegó su padre, los labios grandes y el pelo azabache. Lleva una mantilla tejida a crochet y aros que parecen de oro, y que se quitará antes de luchar. Yolanda La Amorosa sube al ring y le muestra a sus seguidores lo que ellos quieren ver: puños cerrados y cara de mala. Hoy son más de 10 luchadoras que lograron que el cachacascán boliviano llegara al Show de Cristina en Miami, al National Geographic, a diarios españoles y alemanes; a la pantalla grande. El filme Cholita Libre, que retrata la vida y la lucha de cuatro bolivianas ganó recién el Festival de Cine y Mujer en Argentina.
Posibles orígenes

El Tinku es un ritual y una danza folklórica de Bolivia. El significado de la palabra Tinku en quechua es “encuentro” y en aymará significa “ataque físico”. es un ritual preincaico que se practica anualmente durante varios días en las comunidades de la región denominada Norte Potosí y en Sur Oruro en Bolivia. El tinku es originario de la región en que habitan los Laimes y Jucumanis (comunidades quechuas), situada al norte del departamento de Potosí y al Sur del departamento de Oruro. El rito ceremonial constituye un combate entre comunidades que se efectúan en entre varones, mujeres “Imilla wawas” (mujeres solteras) y niños de ambas comunidades. Los enfrentamientos corresponden a un ordenamiento social establecido. Generalmente las peleas son de uno contra uno, pero muchas veces el excesivo consumo de sustancias alcohólicas como la chicha lleva a peleas en conjunto, las que pueden causar graves heridas y hasta muerte. Últimamente las peleas están siendo controladas y vigiladas por un árbitro, que son las autoridades máximas de estas comunidades; ”el Cacique y el Alcalde Mayor.

El Correo

martes, 8 de noviembre de 2011

Cholitas Luchadoras verdaderas guerreras cerca del cielo

Durante más de diez años, la lucha libre femenina ha capturado la atención de locales y visitantes en El Alto, Bolivia. Estas mujeres agregan un poco de tradición a este popular deporte: ¿En qué otro lugar se podrían ver enaguas bajo coloridas polleras, chales con flecos, gruesas trenzas y sombreros de bombín luchando en un cuadrilátero?

Sara Shahriari y Tim Clayton colaboraron con el siguiente video sobre Yolanda la amorosa, una luchadora de El Alto, quien a pesar de la preocupación de su madre, sube al cuadrilátero para luchar por su derecho a ser más de lo que la sociedad estima “apropiado” para una mujer.

Yolanda la Amorosa es miembro de “Titanes del Ring” grupo de lucha que lleva a cabo su función todos los domingos en el Centro Multifuncional de El Alto, Bolivia. El grupo incluye a las cholitas, un grupo de mujeres indígenas que luchan contra hombres, así como entre ellas mismas por sólo unos cuantos dólares cada fin de semana. Yolanda vive con sus dos hijas Adriana y Carmen, en las colinas con vista a La Paz. Bolivia.

Entonces con un movimiento rápido se aleja del cuadrilátero, pone sus manos en la parte superior de las cuerdas, montándose en la segunda. Comienza a rebotar en la cuerda hasta tirar sus piernas y cuerpo hacia el exterior. En este momento se suelta de tal manera que vuela directo al torso de su oponente. El resultado fue un charco de polleras y trenzas en el centro del cuadrilátero.

Acabo de ser testigo del vuelo y el aterrizaje de una de las Cholitas luchadoras y sólo pensé: “¡La batalla de polleras está a toda marcha!”

Ver a las luchadoras en El Alto no sólo se ha convertido en un pasatiempo para locales sino también una atracción turística; lo cual es evidente al ver las decenas de videos cargados en YouTube donde aparecen las cholitas.

Cuando nos sentamos estaba más bien molesto. Nos habían enviado a la “fila de extranjeros”, donde las entradas costaban tres veces más de lo normal. Más o menos $7 así que no había problema. Pero al entrar, nos dijeron que nos sentáramos en una sección especial para “extranjeros”. ¡No gracias! Jürgen y yo nos escurrimos a la sección “regular” y nos sentamos junto a una pareja de fanáticos de lucha libre que nos bombardeaban con preguntas entre pelea y pelea.

La lucha libre es una experiencia boliviana por antonomasia y la recomendamos. Ninguno de los dos esperaba divertirse tanto… me dolía el estómago de tanto reírme. Aunque es evidentemente fingido, ver a estas mujeres ser golpeadas por un hombre puede ser algo espeluznante, así que tal vez las feministas radicales no querrán acercase a este tipo de evento. Pero si un poco de violencia no hace daño a su humor, definitivamente véanlo.

Web

Las Cholitas Luchadoras comenzaron a Luchar desde el 2002

El fenómeno de las "Cholitas Luchadoras" comenzó en Bolivia en el año 2002, cuando los organizadores de eventos de lucha libre buscando mayor concurrencia, decidieron incluir mujeres.

Sin duda alguna este es un espectáculo de lucha libre distinto. Las "trenzas largas y polleras al aire" son una marca distintiva de las "cholitas luchadoras", como las llaman en Bolivia.

En 2003, "vi a mujeres de pollera pelear en una calle de El Alto; me llamó la atención que la gente se arremolinara, pero nadie se animara a mediar o a defenderlas. Ahí­ se me ocurrió la lucha de cholitas", cuenta Nelson Calle, un promotor del show.

El espectáculo comenzó a popularizarse. Tanto, que en El Alto y La Paz, las ciudades más pobladas de Bolivia, ya hay ocho grupos de "cholitas luchadoras", que presentan nombres tan sugestivos como "Juanita, la cariñosa", "Elizabeth Rompecorazones", "Jennifer Dos Caras", "Marta, la Alteña", "Remedios, la misteriosa" o "Silvina, la poderosa".Revista Gobierno

La luchadora Carmen Rosa incursiona en la arena política y televisión

La Paz, 16 Mar.- Polonia Ana Choque Silvestre, conocida en el mundo de la lucha libre como “Carmen Rosa”, saltó a la fama después de volar en varios ring como una estrella engalanada de polleras, manta y trenzas de chola paceña; ahora incursionó en la televisión nacional, mientras de manera paralela también sigue siendo una de las bolivianas más solicitadas para las entrevistas en los medios de comunicación del exterior.

Carmen Rosa, en una entrevista exclusiva concedida a la Red Erbol, aseguró que el secreto de su éxito son las polleras que lleva orgullosamente, al igual miles de mujeres bolivianas.

Choque, a sus 41 años, es una mujer multifacética porque sin descuidar sus labores de casa, se dedica a la lucha libre, además reveló que es dirigente política del partido Movimiento Por la Soberanía de Lino Villca.

Red Erbol (RE): ¿Quién es Carmen Rosa?

Carmen Rosa (CR): Es una mujer paceña, de padre yungueño y mi madre sorateña, tiene dos hijos (Lucia Corina y Pablo Bismarck); casada con el referí Oscar Cahuaza, conocido como “Gato Montino”.

RE: ¿Por qué se llamó Carmen Rosa en el mundo de la lucha libre?

CR: El nombre de luchadora de “Carmen Rosa” me puse en memoria de mi suegra de pollera que se dedicaba a la pollerería y vendía a las comparsas folklóricas de Cota Cota (de La Paz) esa prenda de la mujer boliviana.

RE: Cuéntenos su trayectoria en la lucha libre

CR: En 2000 me inicié en los entrenamientos; al año siguiente salí a luchar en el Multifuncional de la Ceja de El Alto; el 2003 salí del anonimato; en 2005 logré mi primer campeonato. A partir de entonces tuve problemas con el presidente de Los Titanes del Ring y empresario, Juan Mamani, quien empezó a monopolizar las funciones en El Alto y finalmente tras una discusión me echó.

RE: ¿Qué ventajas y desventajas tienen las mujeres de pollera que practican la lucha libre?

CR: Nosotras tenemos el mismo ritmo de entrenamiento que los varones; pero somos el atractivo para los turistas y periodistas del extranjero (por las polleras) que llevamos en alto como muestra de la cultura boliviana.

RE: Entonces, sus polleras son su ventaja en el ring.

Ambas cosas, tenemos más ventaja las cholitas por las polleras, pero también desventajas porque es difícil subir con las polleras a las cuerdas, a veces te pisas o se rompe la vasta. Lo cierto de todo esto es que hay mucha envidia hacia nosotras porque hemos logrado el éxito que los varones no pudieron.

En La Paz, en la actualidad, hay al menos 20 luchadoras de pollera y muchas de ellas decidieron ponerse esta prenda porque el éxito está en las polleras. Lo que me hace pensar en mi hija (Lucia Corina), quien ya está entrenando e incluso ya salió a pelear a Brasil y Perú.

RE: ¿En qué momento decides incursionar en esta actividad?

CR: La mayoría de mis compañeras son hijas de luchadoras. Yo soy hija de nadie, pero apasionada de la lucha libre desde muy joven e incluso ingresaba a los espectáculos sin pagar el boleto por ser fanática.

Soñaba estar con los luchadores en el ring, recuerdo a la “Sombra Vengadora”, el “Kunfu boliviano”, “Silvestre Montes” y otros que ahora están retirados.

Cuando, Juan Mamani anunció la apertura del entrenamiento para ambos sexos no dude en presentarme y fui con pollera a entrenar junto con los varones, al igual que otras compañeras, pero algunas se quedaron en el camino.

RE: ¿Qué se necesita para alcanzar la fama y el éxito?

CR: La fuerza de voluntad. En mi caso, a pesar de que se reían al inicio porque llevaba polleras seguí adelante. Las primeras cholitas que salimos como profesionales y con el debido entrenamiento fuimos “Rosa la Furiosa” (retirada), “Margarita la K’achuk’ara”, “la Petronila” y yo “Juana la India”, que fue el primer nombre que me puse como respuesta a la discriminación que sentía, hasta en los micros o minibuses por llevar polleras.

Luego apareció otra luchadora “Juanita la Cariñosa”, entonces para evitar confusiones me puse el nombre de “Carmen Rosa”.

RE: Carmen Rosa pasa de ama de casa a luchadora y ahora incursiona en la televisión ¿Verdad?

CR: Sí, una bella oportunidad que estoy viviendo en la televisión y agradezco a Dios por la oportunidad, mientras crece la envidia tengo más ofertas de trabajo que lo asumo con humildad.

Ahora estoy trabajando en PAT, en el programa “Del cielo al infierno” y además soy vicepresidenta del partido Movimiento Por la Soberanía (MPS) de Lino Villca.

Algunos, se preguntaran por qué mi incursión en la política y es que quiero que se democratice el uso del Multifuncional de El Alto y sea utilizado por todos los luchadores y no sea monopolio de un solo empresario.

RE: ¿Usted no tiene pisada en el ring del Multifuncional de El Alto?

CR: No, porque el empresario Mamani tiene dinero para sobornar (a las autoridades) y mi grupo de “Las Mamachas del Ring”, “los Campeones Galácticos” y otros seis no podemos hacer peleas ahí porque pareciera ser de propiedad privada de esa persona y no pública como se supone que es el Multifuncional.

RE: ¿Qué opina sobre la discriminación a la mujer de pollera?

CR: No creo que aún exista como antes. Escuché lo que sucedió en Cochabamba (con la egresada de Derecho, Amalia Laura) y pienso que lo han debido pedir (el fotomontaje) para que se vea bien. Yo aceptaría para aparentar bien pero sin que me obliguen a los cambios.

También escuché decir que somos cochinas o indias las de pollera, pero las señoritas algunas ni saben lavarse su ropa, ni preparar comida, porque tienen a sus empleas domésticas, que son de pollera generalmente y hacen esas labores.

RE: ¿Cuál es su mayor objetivo?

CR: Quiero llegar a las Arenas de México, la cuna de la lucha libre, conocer personalmente a los luchadores de ahí. Al inicio de mi carrera nunca había pensado causar tanto impacto en el ring, ser la atracción de los medios internacionales, es más se vendió un montón videos piratas con nuestras luchas como pan caliente, aunque jamás recibimos un centavo de ese comercio, más que la fama.

RE: ¿Se siente realizada como mujer?

CR: Sigo trabajando, estoy en la televisión para que conozcan a la Carmen Rosa verdadera y no a mi imitadora que pelea en el Multifuncional de El Alto con mi nombre y miente a los periodistas del exterior y a los espectadores. Incluso cobra por las entrevistas.

RE: ¿Qué sensación le provoca cuando escucha el nombre del presidente Evo Morales?

CR: Dolor. Me duele, porque parece que no nos conoce a nosotras que llevamos en alto la cultura boliviana en el extranjero; no recibimos apoyo, menos alguna invitación de algún político de su partido interesado en nuestro trabajo.

RE: ¿Y, cuando escucha el nombre del gobernador cruceño Rubén Costas?

No tengo nada en contra él. Se habló de discriminación en el Oriente boliviano, pero cuando fui a Santa Cruz sus habitantes me recibieron con los brazos abiertos y en las funciones muchos cambas se tomaron fotografías conmigo.

RE: ¿Qué piensa sobre la demanda marítima?

CR: Chile nos debería dar una salida soberana al mar, pero eso está en manos de nuestras autoridades.

RE: ¿Cuál es su mayor preocupación en la actualidad?

CR: La corrupción. Sigue habiendo la corrupción en nuestro país de acuerdo a la información de los medios de comunicación, parece que los políticos llegan sigue al poder para robar.

Erbol

sábado, 5 de noviembre de 2011

Documental "Mamachas del Ring" junto a Carmen Rosa

Una historia singular, la de Carmen Rosa, La Campeona sustancia el largometraje documental producido entre Bolivia y Estados Unidos, por la realizadora Betty M. Park.

Así se adentra en el tema polémico y complejo de los deportes violentos, dentro del profesionalismo en la que “una mujer indígena que intenta conquistar el mundo de la lucha libre profesional boliviana, dominado por los hombres. Antes de que Carmen llegara, Bolivia no había visto nunca una mujer indígena tomar el ring con su bombín y sus enaguas, y la multitud respondió masivamente. Pero las presiones de la vida diaria y las responsabilidades de género empiezan a complicar a Carmen, hasta que un día su esposo le da un ultimátum: la lucha o su familia.”

Con guión y producción de la propia Betty M. Park, quien además asumió la edición y el montaje del documental, y la fotografía de Alexander Ramírez, la música de M.G. Espar y la animación de Christophe Lopez-Huici, el filme resalta por su argumento y la habilidad de sus creadores, dentro del contexto plural de las piezas en competencia por los Corales, en numerosas historias que tienen como protagonista a las mujeres del continente en diversas facetas de la existencia humana de nuestra época.

Mujeres

Las patadas voladoras de las Cholitas Luchadoras de Bolivia

Todos los domingos se reúnen en un coliseo de El Alto, en Bolivia, un grupo de mujeres campesinas que optaron por combinar sus labores domésticas con un pasatiempo peculiar: patadas voladoras, puñetazos y llaves de lucha. Llevan más de diez años arriba del ring y sus acrobacias se han convertido en parte del turismo surreal altiplánico.

Los domingos en El Alto son días de misa, mercado, puños y patadas. Estos últimos entre mujeres: los domingos son días de lucha libre entre cholas, mujeres campesinas que migraron a la ciudad y visten con pollera y sombrero de copa.

La cita es en el coliseo Multifuncional, una especie de hangar helado en cuya entrada se amontonan los fanáticos del espectáculo que quieren asegurar un buen lugar en las graderías. La gente se mezcla con los puestos de comida iluminados por lamparitas a gas, los vendedores de cintillos de colores y recuerdos del evento y uno que otro revendedor de entradas.

Una pancarta verde fosforescente anuncia a Los Titanes del Ring, acompañados de las Cholitas Cachascanistas (luchadoras). Pase, ocho bolivianos, ocho pesitos no más, pase, grita un hombre en la puerta. Adentro, un cuadrilátero yace a la altura del punto penal del coliseo y el acceso a los camerinos está flanqueado por un telón verde gastado por el uso. Detrás de este se asoma duditativo un hombre mínimo. Lleva un terno café que alguna vez fue elegante.

Se acerca al cuadrilátero con un micrófono y anuncia que las luchadoras se aproximan al escenario, están calentando. No se impacienten querido público, ya vendrá Dos Caras, La Momia, Mascarita Feliz y las Cholas Cachascanistas, dice para luego preguntar quiénes son hinchas de The Strongest y quiénes de Boliviar, los dos equipos de fútbol más populares de la capital boliviana.

La Roca

La melodía de una morenada interrumpe su animación. La gente que conoce el espectáculo se levanta de sus asientos y comienza a bailar: entra Carmen Rosa, una de las estrellas del evento. De la tribuna le llueven aplausos, besos y silbidos.

La música se corta y tras la cortina verde aparece Julia, La Paceña. Tiene en sus manos un cable que, se supone, es el de la música. “Carmen es buenita y Julia es la mala, todos los domingos se pelean, enemigas son”, nos dice un joven, mientras sus compañeros de asiento ríen por la escena.

Un abucheo generalizado inunda el lugar, acaba de llegar ‘The Undertaker’ aymara, y se va a enfrentar a la Roca, el malo contra el bueno con polleras, trenzas y sombrero.

Julia corre al cuadrilátero, le quita el micrófono al hombre de terno y grita: “Yo soy la campeona y huasca te voy a dar a vos”. Aúlla. Cuando dice ‘a vos’ se refiere a Carmen, y con ‘huasca’, quiere decir que la va a revolcar.

“De mentiras es, hay una de ellas, que no está acá, que es profesora de colegio.- Dice el joven sentado cerca de nosotros y que poco a poco se convierte en el relator del puño va”, patada viene.

Arriba en el cuadrilátero ambas mujeres se miran con desafiante pasión criminal. Carmen abre la sesión. Da una carrerita corta se coloca detrás de ‘La Paceña’, la toma de sus dos trenzas y…zas!, la hace girar por el aire. ¡Que comience el combate! Julia golpea contra las cuerdas, se impulsa en estas y rebota disparada hacia Carmen que la recibe con una patada en el pecho. El público responde con aplausos y gritos.

El piso del ring está relleno con trapos y algodones y la escena entera recuerda a un set maltrecho de Laura en América. Pareciera que de un momento a otro alguien va gritar con voz ronca ‘Que paseeee la otra’. Pero acá no hay otra. Solo Carmen Rosa y Julia. Machetazo va, voladora viene. Llave Aunque todo es actuado, desde la tribuna se puede ver que existe contacto físico y ocasionalmente Carmen o Julia se encajan uno que otro golpe.

El público lo nota y aplaude cada contacto con dolor. Sin embargo, lo que más se aplaude es cuando alguna de ellas ejecuta una maniobra que deja, a una o a las dos a la vez, con los calzones al aire. “Un cuate me ha contado que una de las luchadoras se rompió la cabeza con un fierro y la han tenido que llevar al hospital”, comenta nuestro nuevo amigo.

Justicia Divina

Después de unos minutos parece que Carmen está perdida, se ve noqueada en el piso y su contrincante se trepa en una esquina, levanta los brazos pidiendo el apoyo del público y salta con el codo extendido apuntando a la espalda de su contrincante. Pero no. Carmen reacciona y se corre a tiempo. Julia se azota contra la lona y la otra, aún en el suelo, le aplica una llave asfixiante con las piernas.

Un hombre entra en escena, sube al ring y golpea al árbitro con una silla plegable. Una vez noqueado, lo levanta con esfuerzo y lo tira fuera del cuadrilatero. Ahora que no hay ley, se ensaña contra Carmen. Dos cachetadas, !zas zas! Es el marido de Julia, viene en su defensa y no parece manso.

La agresión provoca el abucheo del público que grita “maricón, maricón”. La gente, familias, mujeres, niños y jóvenes, parece afectada por la escena.

Pero, justicia divina, del camerino sale veloz como puma andino, un hombre gordo y bigotón que sube al ring y golpea al marido de Julia con una patada. La escena se repite: el marido de Carmen viene en su ayuda. Su atuendo es una mezcla de ropa deportiva y pijama.

La situación pareciera salir de control mientras el maestro de ceremonias finge sorpresa y dice por el micrófono que esto es insólito. En el cuadrilátero el clan de Carmen Rosa domina al matrimonio rival. Él contra ella, ella contra él.

Los hombres abandonan el ring abucheados por el público y las trenzas de ambas mujeres son ahora un recuerdo. Su greña suelta las hace ver como sobrevivientes de una tragedia. A la larga, solo Carmen Rosa sobrevivirá a este combate.

Nuevamente solas en el ring, Carmen Rosa sigue con el puño-patada-puño-patada lastimando a su contrincante. Ha sido mucho par las dos, el show lleva más de 10 minutos y decide que Julia debe morir con un llave: se sienta encima de ella y le retuerce una pierna hasta que La Paceña pide paz.

Se la dan y los fanáticos aplauden la audacia de ambas luchadoras, aunque algunos lanzan al cuadrilátero botellas plásticas vacías. La morenada se enciende de nuevo en señal de que la victoriosa es Carmen: “Cuánto cuestas cuánto vales amor mío, si tu quieres yo te pago”.

Esta es solo la primera de cinco peleas programadas para la tarde de entretención familiar. Los siguientes combates enfrentan a luchadores disfrazados de power rangers contra un par vestido con una especie de mameluco negro.

Más adelante vendrán combates entre mujeres sin pollera -o birlochas- y cholas. Pero sin duda, el espectáculo que ambas mujeres acaban de dar en el escenario es de lo más rescatable de la tarde: calzones, golpes y baile.

Luego de las sesiones de violencia fingida el público se retira poco a poco, todos a pie entre las calles inundadas de barro y cientos de miles de plásticos y cáscaras de fruta. Es domingo en El Alto, mañana Carmen Rosa será una mamá más y Julía seguro tendrá dolor de cabeza. Las calles de la ciudad se llenan de micro buses que gritan su destino: Ciudad Satélite, Alto Lima, Achumani, Calacoto, San Miguel, Pérez Velasco.

The Clinic

Correo electrónico: cholitaswrestling@gmail.com

miércoles, 20 de abril de 2011

Serie de las Cholitas Luchadoras: Bolivia 2010


Fotografía de las luchadoras o “cholitas” Carmen Rosa y Yulia la Pacena mientras se enfrentan en un combate solidario para recaudar fondos para la construcción de unos baños para una escuela en La Paz (Bolivia) el 26 de junio de 2010 que forma parte del reportaje “Las Cholitas Voladoras, Bolivia: Lucha Libre”, obra del fotógrafo italiano Daniele Tamagni, ha ganado el 2º premio en la categoría de “reportaje gráfico de Arte y Entretenimiento”.

Fuente Cityzen Project

martes, 5 de abril de 2011

"Las mamachas del ring"

"En los andes bolivianos".

Una neoyorquina de origen coreano relata su experiencia de rodar con un reducido equipo técnico y artístico en los Andes bolivianos.

Andoni Iturbe


PARA Betty M. Park, una neoyorquina de origen coreano, fue un reto poder rodar en Bolivia el documental Las mamachas del ring. Los lugareños no están acostumbrados a ver la gente del cine ocupando las calles, pero en este caso, los habitantes de La Paz se interesaron enseguida por la historia. La producción cinematográfica en Bolivia es muy escasa y muchos técnicos locales se entrenan y practican en países vecinos.

Betty M. Park se desplazó con un reducido equipo técnico y artístico a lo alto de los Andes bolivianos, y allí se centró en las escasísimas mujeres que deciden romper con los roles que le presuponen a las mujeres. Durante cinco años estuvo al lado de Carmen Rosa, una luchadora indígena, sabia, lúcida y entrañable, que intentaba hacerse un hueco en un campo tan machista como la lucha libre.

La protagonista absoluta del documental asume con naturalidad que un equipo de Nueva York la siga en su peregrinaje, pero su entorno más cercano se muestra más reacio con sus decisiones. Su marido no comparte su sueño y le da un ultimátum: la lucha o la familia. Ella trabaja fuera de casa vendiendo en el mercado y rindiendo en los combates. Pero su esposo cree que la economía familiar se resiente y que el hogar está desatendido cada vez que sobrevuela por los suelos.

Carmen Rosa, apodada La campeona, una de la pocas luchadoras indígenas de Bolivia, encuentra en el ring un espacio en el que puede desarrollar y fortalecer su personalidad. En Bolivia la lucha libre es una entretenimiento popular entre las clases menos pudientes. Las mujeres luchadoras distan mucho del espectáculo que nos tiene acostumbrados la televisión de Estados Unidos. La aparición de Carmen Rosa fue una revolución y por primera vez una autóctona cholita se defendía en el ring con su típico traje. Junto a otras tres cholitas, Carmen pasó a ser una persona considerada. Junto a sus compañeras, las cuatro componían Las mamachas del Ring.

celos y envidia Carmen Rosa se convirtió en la primera mujer indígena luchadora y en la más brava de las candidatas. Sin embargo, sus contrincantes la querían desplazar de su trono, y las más jóvenes y menos escrupulosas, vieron un nicho de mercado jugoso para usurpar el nombre (Las mamachas del ring) a las más veteranas. La envidia desatada tras una aparición estelar en un programa televisivo de Perú, cambió la vida de Carmen Rosa ya que las cholitas fueron apartadas de la liga mayor de luchadores bolivianos y acercó a otro tipo de mujeres: más jóvenes y con menor carisma que querían seguir siendo conocidas como Las mamachas del ring.

El documental retrata a una pequeña gran mujer con una extraordinaria determinación, humildad y sencillez. Una resistente y combatiente mujer que no tira la toalla cuando es apartada de la primera línea. Así se convierte en promotora y en pequeña empresaria. Como reconoce la directora, la vida de Carmen Rosa cambió después del documental. Apenas lucha, y las mamachas dejaron de existir. "Ahora compite como freelance y ha empezado recientemente a enseñarle todo lo que sabe a su hijo", afirma a DEIA la directora, diplomada en Berkley en Filosofía e Inglés y supervisora de series de MTV. Hace un año Betty, una mujer de ciudad, y Carmen Rosa, una indígena valerosa, se enfundaron en un largo abrazo en un festival de cine de Nueva York.

Fuente Noticias de Navarra

LIDER y las verdaderas “Cholitas Wrestling”










Imágenes del Grupo LIDER junto a Ángela, Juanita y los Luchadores Kid Simonini, Craquen y Jaider Lee.

Fuente Lucha Libre Boliviana

sábado, 12 de febrero de 2011

"Mamachas del Ring" en Sao Paulo 2011





Cholitas Luchadoras en Brasil 2011

"Mamachas del Ring"

Bolivia. - Documental que trata sobre un grupo de luchadoras bolivianas que deciden tomar las riendas de su trabajo y fama.

Christian Del Moral: ¿Puedes hablar sobre el ensayo fotográfico que te inspiró la realización de Mamachas del Ring?

Betty M. Park: Estaba viajando como turista entre Perú y Bolivia, y mientras esperaba en el aeropuerto para regresar a Nueva York, observé esta revista medio cool e interesante llamada Etiqueta Negra. Comencé a hojearla y de repente me encontré con unas imágenes fascinantes de unas cholitas luchando con su vestimenta tradicional. Me había acostumbrado a verlas caminando por las calles de Bolivia, pero verlas volando en medio del cuadrilátero, fue de verdad increíble. Desde ese momento, mi imaginación fue conquistada por completo. La idea de hacer el documental fue casi inmediata. Por cierto, el fotógrafo que tomó las imágenes, Noah Friedman-Rudovsky, es un estadounidense que vive en Bolivia,y quien solía vivir en el mismo barrio de Brooklyn donde ahora resido. Noah jugó un importante papel en ayudarme a establecer contacto con las luchadoras.

CD: ¿Fue difícil que las Mamachas se unieran al proyecto?

BP: De hecho, las Mamachas desde el principio fueron muy receptivas para ser filmadas. Dado que son artistas en el fondo, creo que en general disfrutan de la atención de los medios de comunicación. La parte más difícil, como en cualquier relación, fue conocerlas a un nivel más allá de su persona pública y establecer esa confianza personal en donde se sintieran lo suficientemente cómodas para dejarme entrar a sus vidas privadas.

CD: La parte animada del filme es bastante novedosa, ¿qué te motivó a entrar en ese formato?

BP: Siempre estoy buscando la forma de ser creativa con mi narrativa, y desde hace tiempo la animación ha sido algo que me ha interesado. Para este documental, la inspiración del estilo y la idea surgieron de estas muñecas cholitas hechas a mano que me había encontrado durante mi viaje a Bolivia. Eran tan lindas y representaban ese encanto de la vestimenta cholita (pollera, manta y el sombrero) que deseaba incorporarlas de alguna manera. Sin embargo, al final trabajamos con la técnica de animación con plastilina porque las muñecas no eran lo suficientemente flexibles para ser manipuladas, pero el concepto nació a partir de las muñecas.

CD: ¿Qué preparativos llevaste a cabo antes de comenzar a filmar y si aprendiste español?

BP: Fueron entre cinco meses, contando desde la primera vez que viajé a Bolivia y supe de las luchadoras hasta cuando regresé para filmar. Durante este tiempo traté de aprender lo más que pude de español, cada semana hablaba por teléfono con ellas y trabajé en la reunión de los fondos económicos para este proyecto.

CD: ¿Hubo desafíos qué no habías anticipado?

BP: Creo que había nuevos retos todos los días, pero el mayor llegó a cuatro días de partir a Bolivia. Un amigo de otro amigo acordó filmar el documental, ¡pero abandonó el proyecto cuando supuestamente nos iríamos! Me fui a Bolivia con la idea de que si no encontraba allá a un DP (director de fotografía), lo haría yo misma. Afortunadamente me encontré con Alex, quien puso mucho de su parte en el film. ¡No me imagino haberlo hecho sin él!

CD: ¿Cómo conseguiste las canciones de Juana Molina para este filme?

BP: Me encanta la música de Juana Molina y durante el proceso de edición descubrí que su sonido quedaba bastante bien en los momento más íntimos de Carmen. Contacté a su casa disquera, Domino Records, quienes tuvieron la amabilidad de conceder el permiso para usar la música de Juana para este documental.

CD: ¿Cómo mujer, qué tenías en común con ellas?

BP: Creo que la historia de Carmen Rosa es la de muchas mujeres (incluyendo a mí) en varias partes, quienes tienen cierta pasión por su trabajo o arte y están constantemente forzadas a balancear eso con sus relaciones y obligaciones de su vida diaria. En muchas ocasiones, esta presión es única por ser mujer, ya que las expectativas para los hombres son diferentes, según la sociedad moderna en que uno viva. Y a un nivel más personal, me identifico con su lucha viviendo en una sociedad particularmente machista, porque tuve que enfrentarme a eso cuando estaba creciendo en un hogar coreano-americano. Mis padres llegaron de Corea, y mantuvieron muchos de los valores tradicionales que dominaron aquella sociedad. Siempre he luchado por hacer lo que he querido, en especial cuando eso no encaja dentro de lo que se considera aceptable para las mujeres. - Cinelatinony. -

Fuente Memoria Documental

Fotografía de las cholitas "voladoras" gana un premio de World Press Photo

Fotografía de las luchadoras o "cholitas" Carmen Rosa y Yulia la Pacena mientras se enfrentan en un combate solidario para recaudar fondos para la construcción de unos baños para una escuela en La Paz.

La Imagen forma parte del reportaje "Las Cholitas Voladoras, Bolivia: Lucha Libre", obra del fotógrafo italiano Daniele Tamagni, ha ganado el 2º premio en la categoría de "reportaje gráfico de Arte y Entretenimiento" en la 54ª edición de los premios World Press Photo.

Fuente Opinión

miércoles, 2 de febrero de 2011

‘Cholita Libre’ gana el Festival de Cine y Mujer en Argentina

Documental. El film alemán retrata la vida de 4 luchadoras paceñas.

La película alemana Cholita Libre obtuvo el máximo galardón en el Primer Festival Internacional de Cine y Mujer por la Equidad de Género, "Mujeres en Foco", que finalizó ayer en Buenos Aires. El film retrata la vida de cuatro luchadoras paceñas.

Durante cuatro meses las realizadoras alemanas Jana Richter y Rike Holtz siguieron la vida de cuatro luchadoras libres de La Paz. El resultado es el documental Cholita Libre que acaba de ganar el primer premio de la categoría Largometraje del Festival internacional argentino.

Filmada en formato digital, Cholita Libre se adentra en la vida diaria de Carmen Rosa, La Campeona; Claudina, La Maldita; Yolanda, La Amorosa, y Rosita, La Rompecorazones. Cuatro amas de casa y trabajadoras que los fines de semana se convierten en “cachascanistas” en los rings armados en La Paz y El Alto.

Para retratarlas, las directoras alemanas Richter y Holtz convivieron con las cuatro protagonistas y sus familias, entre enero y abril del 2009. “Les ayudamos a pelar papas para su pensión (dos son cocineras), repartimos comida, llevamos a los niños al colegio y entrenamos con las luchadoras”, explicaron las cineastas en el estreno paceño, el 19 de marzo.

El jurado del Festival “Mujeres en foco” resaltó el retrato de “dignidad y coraje” de las luchadoras de Cholita Libre. El evento, que busca aumentar la concienciación social sobre derechos humanos de las mujeres, también premió a la cinta Ana y Mateo, de la argentina Natural Arpajou.

Polleras en el ring

La producción alemana se filmó en La Paz y El Alto, entre enero y abril del 2009, retratando la vida personal y profesional de las “cachascanistas”.

El estreno mundial de Cholita Libre fue el 19 de marzo de este año en el Instituto Goethe. El documental no se difundió más en Bolivia.

Fuente La Razón

Esta noche es la “fiesta de película”

Hoy, a partir de las 20:30, el estacionamiento de la Cinemateca Boliviana se convertirá por primera vez en el escenario de una “fiesta de película”.

El evento se denomina Fiesta film viendo las estrellas y se instalará un ring donde habrá lucha libre con las cholitas cachascanistas o más conocidas como las Mamachas del ring. También habrá un escenario donde se presentarán varios DJ de la escena local y la fiesta también se amenizará con música de películas y también estará la Saya Afroboliviana.

En el ring estarán presentes las cholitas luchadoras de La Paz: Carmen Rosa la Campeona, Julia la Paceña, Yolanda la Amorosa, y otras mujeres aymaras, quienes viven una auténtica pasión por la lucha y que participaron en el documental Las Mamachas del ring, de la directora coreana-estadounidense Betty M Park.

La cinta pronto se estrenará en la Cinemateca y muestra la vida de una de las luchadoras, Carmen Rosa, dentro y fuera del ring, y las tribulaciones que enfrenta junto a su esposo, su familia y sus compañeras. El ingreso a la fiesta es de 50 bolivianos.

Fuente Página Siete

Con ustedes y desde Bolivia: ‘The fighting cholitas’

La lucha libre entre cholitas paceñas ya es un fenómeno global.
Se trata de un espectáculo muy llamativo porque usan sus trajes típicos durante las peleas y son muy fieras para defenderse.
También las llaman ‘las diosas del ring’.
ROCÍO LLORET
LA PAZ 30 de julio 2010-A
A
+ACarmen Rosa, ‘la Campeona’, es la reina del cuadrilátero. Adornada con joyas brillantes y aplicaciones de oro en los dientes, gallarda se pasea por el escenario saludando a su público.

“Los hombres no son nada sin nosotras”, grita en un momento, arrebatándole el micrófono a un tímido narrador que se achica de sólo verla.

Es domingo y esta mujer va a luchar como una adolescente, pero va a perder la batalla.

Son casi las tres de la tarde y una pequeña fila de niños acompañados de sus padres se ha reunido en una casona del barrio 8 de Diciembre de La Paz. Ansiosos, todos esperan que la puerta de latón se abra para tomar por asalto las sillas metálicas y las bancas de madera que fueron acomodadas para la ocasión.

Hoy la lucha se perfila buena. Se enfrentan ‘la Campeona’ y Julia, ‘La Paceña’. La una es ruda y representa a los malos, la otra es buena y se supone que tiene técnica.

Antes lucharán los hombres: enmascarados gigantes de trayectoria extensa. Luego se enfrentarán dos parejas conformadas por una cholita y un hombre.

Sobre las 16:30 horas, con el aforo lleno, se inicia el espectáculo. ‘Salvaje’ y un torero panzón con corbata corta inician el trajín.

El sol invernal paceño apenas calienta a los asistentes que, emocionados, empiezan a insultar a ‘Salvaje’ por no respetar las reglas. Hay gritos, desestrés. Una mujer le lanza una botella de plástico al árbitro. Esta vez ha ganado el malo.

Al cabo de varios minutos, la lucha más esperada: la de las cholitas Carmen Rosa y Julia, ‘la Paceña’. La primera ya se acerca a los 41 años; la otra, a los 36.

De pronto, Carmen vuela por los aires y las polleras se lucen en su esplendor. Julia golpea y, olvidando sus buenas técnicas, saca una caja de madera de debajo del ring y se la rompe en la cabeza a su adversaria.

A esta hora ya han pedido que cambien el árbitro, un hombre moreno al que llaman el ‘Gato’ Montini intenta poner orden.

Es inútil, la lucha ha salido de control y el desenfreno provoca adrenalina en el público. Esta vez gana la buena y ha dejado a Carmen Rosa con la cabeza rota.

La lucha de cholitas se ha convertido desde hace algunos años en otro atractivo turístico de La Paz, debido a la fama que les han dado los periodistas extranjeros.

Admirados de ver a mujeres de ascendencia indígena luchando de igual a igual entre ellas y contra los hombres, llegaron desde todas partes del mundo a filmar y escribir sobre este deporte. Tanto, que ya hay dos películas y un sinfín de documentales en su honor.

La fama, sin embargo, les ha costado el abuso. El empresario que las hizo pelear por primera vez, Juan Mamani, ‘Gitano’, empezó a cobrar mucho dinero por llevarlas de viaje a Argentina, Perú e incluso Estados Unidos, mientras que a ellas apenas les llegaban migajas.

Luego, al ver el interés de la prensa, decidió cobrar por cada entrevista que ellas dieran.

Cansadas de la situación, Carmen Rosa (Ana Polonia Choque Silvestre) y Julia (Rebeca Condori) decidieron independizarse y organizar sus propias luchas.

Desde finales de junio de este año, alquilaron una casa en el barrio 8 de Diciembre de La Paz, donde todos los domingos muestran sus artes.

La entrada cuesta diez bolivianos (un euro) para los nacionales y dos para los extranjeros. “Esta es nuestra nueva apuesta”, asegura Carmen Rosa, que de lunes a viernes deja los golpes y vende comida en un pequeño quiosco del centro paceño.

Fuente En Latino


‘Mamachas del ring’, filme de las cholitas luchadoras

La realizadora del documental, Betty M. Park, refleja el emprendimiento de una mujer aymara que demostró la superación en varios aspectos de su vida.

Edwin Conde Villarreal

‘Carmen Rosa la campeona’, ‘Yolanda la amorosa’ y ‘Julia la paceña’, son los nombres de las mujeres de pollera, pioneras en la lucha libre femenina que participan del documental Mamachas del ring realizado por la coreana-americana Betty M. Park que se estrenará en enero de 2011 en la Cinemateca Boliviana.

La protagonista del filme es la luchadora Polonia Ana Choque Silvestre más conocida como ‘Carmen Rosa la campeona’ quien ganó un campeonato de lucha libre en 2005. Junto a ella iniciaron la actividad deportiva ‘Rosa la fogosa’, ‘María la q’achokhara’ y la ‘Petronila’.

Carmen Rosa visitó CAMBIO junto a la cholita luchadora ‘Lucía la hija de Rosa’ y dos luchadores de los Campeones Galácticos. En una tarde amena y llena de acción, la mujer de pollera nos relató que “luchar primero fue por sentir la experiencia sobre un cuadrilátero”. Ella tenía miedo hacerlo, pero después de conocer las maniobras de lucha libre y con mucho entrenamiento, le resultó un ‘placer’ participar en las peleas.

El término ‘Mamachas del ring’ fue adoptado en Lima donde inició una gira con su grupo, dijo Carmen Rosa quien de niña le gustaba pelear con los amigos de su hermano.

“Las mujeres de pollera somos combativas y no sólo estamos para las labores del hogar o para criar a las wawas (hijos). Hemos demostrado en otros países que las aymaras somos emprendedoras”, explica la luchadora quien dirige a una veintena de mujeres con un entrenamiento que se cumple dos veces por semana para presentar cada domingo un espectáculo en el centro cultural Ojo de Agua de la hoyada paceña, junto a los Campeones Galácticos.

En el documental de la directora coreana norteamericana se refleja la vida de Carmen Rosa, los sacrificios que tiene que hacer para continuar con su pasión por la lucha libre, el entrenamiento estricto y el monopolio que ejercieron algunos luchadores que dirigían a las `mamachas’.

Las luchadoras de pollera se presentan hoy como un adelanto del filme las Mamachas del ring, en la ‘fiesta film’ denominada Viendo Estrellas a las 20.30 en la Cinemateca Boliviana de la ciudad de La Paz.

El evento forma parte de la política de la Cinemateca que consiste en apoyar y difundir la integración con pluralidad cultural, y con el propósito de garantizar la auto sostenibilidad .

La fiesta se desarrollará en una amplia y cómoda infraestructura con servicios de seguridad y decorados temáticos, la proyección de imágenes e iluminación y un sonido profesional. Además estará amenizada por la Saya Afroboliviana y el grupo Marraqueta Blindada de La Paz.

Carmen Rosa invitó a la población a ser parte de la lucha libre de mujeres de pollera.

Carmen Rosa La Campeona es una mujer de pollera que se esforzó en sus entrenamientos y superando el autoritarismo de algunos luchadores, logró su objetivo de demostrar que las aymaras son de ‘combate’.

Dice en su propio relato la mujer de lucha libre. Ella es la protagonista del documental Mamachas del ring que se estrenará en La Paz. En algún momento tenía que decidir o su familia o la lucha, pero continuó con una disciplina en sus entrenamientos. En 2008 visitó Perú, Argentina, Brasil y EEUU con bastante éxito.

“No sólo somos las que criamos los hijos, podemos ser muy luchadoras en la vida misma”; menciona Carmen Rosa, quien adoptó el nombre en memoria de su suegra que era costurera de renombre en la hoyada paceña.

Fuente Cambio

Cholitas luchadoras, música, baile y cine, en un misma fiesta

Fiesta Film: La Cinema-teca juntará DJ con la Saya Afroboliviana y las cholitas luchadoras. Será el viernes 17, en su sede.

Será una fiesta como pocas se han visto en La Paz. Combinará, en un mismo ambiente, música electrónica, mezclas en vivo, baile con la Saya Afroboliviana y cholitas luchadoras. Todo, decorado con ambiente de lucha libre y proyección de videos. Se trata de la Fiesta Film Viendo Estrellas.

La cita es el viernes 17 a las 20.30. El atractivo mayor será la presentación de Mamachas del Ring. Allí estarán Carmen Rosa la Campeona, Julia la Paceña, Yolanda la Amorosa, para las que la lucha libre es una forma de vida.

La fiesta será también el preámbulo del estreno del documental Las Mamachas del Ring, de la directora coreana-norteamericana Betty Park, que muestra la vida de una de las luchadoras, Carmen Rosa, dentro y fuera del ring, y las tribulaciones que afronta junto a su esposo, su familia y sus compañeras. La película se exhibirá en la Cinemateca, aunque aún no tiene fecha de estreno.

La fiesta temática de la Cinemateca apunta sobre todo a los jóvenes paceños. Se hará en la misma Cinemateca y los organizadores prometen servicios y seguridad, decorados temáticos, proyección de imágenes, iluminación y sonido profesional.

Hay espacio para 600 personas. La Cinemateca tendrá sus propios invitados, pero esperan que los jóvenes se sientan atraídos por la ambientación diseñada por renombrados artistas del medio, y los DJ más famosos de La Paz, cuyos nombres aún no se confirman.

Eso sí, está asegurada la participación de la Saya Afroboliviana, cuyos danzarines compartirán con el público y las luchadoras.

Fuente La Prensa

viernes, 7 de enero de 2011

Película alemana sobre cholitas luchadoras, premiada en Argentina

La película alemana Cholita Libre y la cinta argentina Ana y Mateo obtuvieron los máximos galardones en el Primer Festival Internacional de Cine y Mujer por la Equidad de Género, Mujeres en Foco, que finalizó ayer en Buenos Aires.

La alemana Cholita Libre triunfó en la categoría de largometraje, por delante de la película venezolana Tambores de agua, informaron los organizadores del festival.

Cholita Libre, realizado por las alemanas Jana Richter y Rike Holtz, retrata la vida de cuatro mujeres indígenas que son luchadoras libres en Bolivia.

En la categoría de cortometrajes, la argentina Ana y Mateo obtuvo la máxima distinción, mientras que la italiana Il corpo delle donne se ubicó en el segundo puesto.

Ana y Mateo, dirigida por la argentina Natural Arpajou, refleja la soledad de dos niños de siete y cuatro años que carecen de una figura paterna.

Un total de cinco largometrajes y seis cortometrajes participaron en el concurso del Festival Mujeres en Foco, que culminó ayer tras seis días de proyecciones de películas, conferencias y talleres.

Cintas brasileñas, francesas, indias y españolas compitieron en el festival, que contó también con la presencia de la premiada directora española Helena Taberna, quien participó en diversas actividades.

La organización del evento valoró muy positivamente el desarrollo de esta primera edición, a la que asistieron más de un millar de personas.

Fuente El Deber

El objetivo es pasar de ser sala de estrenos a centro cultural

Para detener la crisis que atraviesa la Cinemateca Boliviana, Marcos Loayza y Mela Márquez anuncian el desarrollo de un cambio de enfoque en la administración del archivo, control estricto sobre lo que se exhibe y la realización de proyectos financiados por entes externos.

“La Cinemateca debe ser más que un conjunto de salas de estreno. Es un centro cultural y tenemos que manejarlo como tal”, enfatizó Loayza, mientras que Márquez indicó que se planea aumentar el número de actividades paralelas a las proyecciones de las películas.

Este cambio, que según los dos cineastas ya está en proceso, incluye la realización de cursos nacionales e internacionales sobre cine, talleres, presentaciones teatrales, exposiciones de arte y otros.

Asimismo, se planea conseguir financiamiento para proyectos que involucren a una parte específica del personal que, de esta manera, dejaría de depender de la taquilla para su mantenimiento. Entre estos planes está el plan “Imágenes de Bolivia en el Exterior”, que consiste en recuperar la filmografía sobre el país que está en el extranjero, además de la restauración de las primeras cintas nacionales guardadas en el archivo.

Por otro lado se buscar crear un espacio para niños y jóvenes. “Queremos ofrecer cine de calidad para niños, con el fin de formarlos y crear un público futuro”, adelantó Loayza. Márquez indicó que, desde esta semana, habrá cada cierto tiempo fiestas temáticas relacionadas con el cine. El viernes 17 se comienza con Viendo Estrellas, referente a las cholitas luchadoras, se tendrá documentales y un espectáculo en vivo.

Pero la medida más drástica es la de abandonar los estrenos taquilleros y el de evaluar las producciones nacionales antes de su proyección. “La Cinemateca no debe competir con las multisalas. Debemos enfocarnos en ofrecer un cine diferente, el cine de los premios Oscar, Cannes, Berlín, cine arte y no dejar que la venta de entradas determine nuestras acciones”, determinó la directora de la institución.

Los tres últimos directores

-Vanessa De Britto fue directora desde 2004 hasta marzo de 2008. En su gestión se inauguró el nuevo edificio.
-Antonio Eguino asumió en 2007. Terminó en junio. En su gestión todas la cintas nacionales se estrenaron en la Cinemateca.
-Mela Márquez dirige desde septiembre. La Cinemateca recibió un premio por la restauración de Wara Wara.

Evaluarán el cine nacional

“Hemos creado una comisión que evaluará las películas bolivianas para determinar su calidad y ver si serán exhibidas”, reveló Márquez. La directora de la Cinemateca explicó que no se trata de censurar, sino de “darle al público el debido respeto”. Márquez y Loayza coincidieron al indicar a las malas cintas nacionales como parte de las causas de la crisis en las salas.

“Hay una amplia producción boliviana en los últimos tiempos, no toda buena. Pero, al ser nacionales debíamos exhibirlas y eso, cuando la cinta fue muy mala, nos perjudicó. Perdemos ingresos en taquilla y, para el colmo, tenemos que organizar nosotros la premier. Eso se acabó. Las mostraremos siempre que cumplan requisitos de calidad en sonido, imagen y en guión”, advirtió la cineasta.

Ofertas para el fin de año

Para las fiestas de Navidad y Año Nuevo la Cinemateca alistó tres ofertas para su público. La primera es la realización de la primera fiesta filme, denominada Viendo las estrellas. Este evento, que se celebrará el viernes 17 de diciembre, es complementario a un ciclo de cine sobre las Mamachas del ring, las cholitas luchadoras.

La velada estará animada por espectáculos en vivo y la participación de DJ locales y de la Saya Afroboliviana. El costo es de Bs 50. La segunda oferta es la realización del festival de cortos bolivianos que se desarrolla ahora. Finalmente se ofrecerá una “caja de cine” con una selección de DVD de cintas nacionales, firmadas por sus directores, libros de Luis Espinal, una botella de vino y un chocolate especial. El costo será de $us 100.

Fuente La Razón