domingo, 13 de noviembre de 2011

Radiografía de las Cholitas Luchadoras Bolivianas

Los bolivianos ya estaban hartos de Titanes en el Ring y otros semejantes, así que los luchadores probaron con dejar entrar a sus mujeres, cholitas obedientes y aferradas a las tradiciones. No sabían lo que les esperaba, cuando le tomaron el gusto al deporte (o a la violencia, andá a saber) terminaron partiéndose cajones en la cabeza para deleite de los espectadores y de los patrocinadores.

Porque como de costumbre, esto parece un triunfo en la igualdad de sexos, pero qué querés que te diga. Se le siente un tufillo a nuevo modelo de explotación femenina. ¡Quién lo hubiera esperado de las más profundas tradiciones andinas? Pero ahí está, nos lo trae Alberto Moroy para nuestra sorpresa y para que veas que estas cosas que parecen tan modernas resulta que tienen origenes milenarios. Por si te interesa agregamos que chauvinismo estaría mal usado también en este caso, que se ajusta más a “misoginia” (odio o desprecio a las mujeres) o quizás también “ginofobia” (temor a las mujeres). ¿O ambas cosas son perversamente lo mismo?

Hoy Viajes nos lleva a La Paz, Bolivia para conocer un deporte extraño en cuanto al género de quienes lo practican, ya que el “Cachacascan criollo”, que muchos conocimos, (Titanes en el Ring, Gladiadores del Ring,) era y es practicado por hombres. En la portada Mujeres bolivianas de mediana edad, vistiendo las tradicionales faldas largas y sombreros, luchan hasta el fin, en uno de los deportes más extraños: la lucha libre femenina boliviana. Si bien el origen es moderno 2003, las raíces hay que buscarlas en el “Tinku”, un ritual y danza folklórica de Bolivia, de tiempos incaicos.

Estas combatientes vestidas extrañamente, en su mayoría madres y amas de casa, son héroes, donde miles de personas se reúnen para ver los combates cada semana. Las luchadoras son conocidas como “Cholitas”, y es extraordinariamente difícil competir, pues las mujeres saltan desde las cuerdas, vuelan por el aire y se golpean con verdadera fuerza. Lesiones y caras ensangrentadas son comunes. Las reglas permiten que se puedan romper cajones de madera sobre las cabezas de sus contrincantes.

Las peleas de las cholitas luchadoras han comenzado a extenderse por este país andino. El fenómeno empezó hace casi ocho años cuando los luchadores masculinos, desesperados por atraer más público a sus espectáculos, decidieron subir a mujeres al ring. Las primeras peleas se dieron en El Alto, ciudad-dormitorio de La Paz, pegada al aeropuerto J.F. Kenedy, de un millón de habitantes, a más de 4.000 m de altitud y de mayoría Aymará. Ya en el 2003, vi a mujeres pelear en una calle, me llamó la atención que la gente se arremolinara, pero nadie se animo a separarlas ,comento un turista. En las ciudades de El Alto y La Paz, las más pobladas de Bolivia, ya hay al menos ocho grupos de cholitas luchadoras, que se presentan con sobrenombres de batalla sugestivos, como ‘Juanita, la cariñosa’, ‘Elizabeth Rompecorazones’, ‘Jennifer Dos Caras’, ‘Marta, la Alteña’, ‘Remedios, la misteriosa’ o ‘Silvina, la Poderosa’.Las luchadoras suelen ser amas de casa o comerciantes

Relato

Llegó la hora de Yolanda “La Amorosa”. La luchadora, de menos de 30 años, camina hacia el ring con la elegancia de una actriz que llega al Festival de Cannes. Levanta la mano para saludar a su público, que la aplaude, le grita, la alienta, le chifla, le exige. Camina lento, con estirpe real y bambolea su faldón rosa. No parece una luchadora ruda, sino más bien una princesa inca. Tiene los ojos achinados, la nariz fina a pesar del puñetazo que más tarde supe que le pegó su padre, los labios grandes y el pelo azabache. Lleva una mantilla tejida a crochet y aros que parecen de oro, y que se quitará antes de luchar. Yolanda La Amorosa sube al ring y le muestra a sus seguidores lo que ellos quieren ver: puños cerrados y cara de mala. Hoy son más de 10 luchadoras que lograron que el cachacascán boliviano llegara al Show de Cristina en Miami, al National Geographic, a diarios españoles y alemanes; a la pantalla grande. El filme Cholita Libre, que retrata la vida y la lucha de cuatro bolivianas ganó recién el Festival de Cine y Mujer en Argentina.
Posibles orígenes

El Tinku es un ritual y una danza folklórica de Bolivia. El significado de la palabra Tinku en quechua es “encuentro” y en aymará significa “ataque físico”. es un ritual preincaico que se practica anualmente durante varios días en las comunidades de la región denominada Norte Potosí y en Sur Oruro en Bolivia. El tinku es originario de la región en que habitan los Laimes y Jucumanis (comunidades quechuas), situada al norte del departamento de Potosí y al Sur del departamento de Oruro. El rito ceremonial constituye un combate entre comunidades que se efectúan en entre varones, mujeres “Imilla wawas” (mujeres solteras) y niños de ambas comunidades. Los enfrentamientos corresponden a un ordenamiento social establecido. Generalmente las peleas son de uno contra uno, pero muchas veces el excesivo consumo de sustancias alcohólicas como la chicha lleva a peleas en conjunto, las que pueden causar graves heridas y hasta muerte. Últimamente las peleas están siendo controladas y vigiladas por un árbitro, que son las autoridades máximas de estas comunidades; ”el Cacique y el Alcalde Mayor.

El Correo

martes, 8 de noviembre de 2011

Cholitas Luchadoras verdaderas guerreras cerca del cielo

Durante más de diez años, la lucha libre femenina ha capturado la atención de locales y visitantes en El Alto, Bolivia. Estas mujeres agregan un poco de tradición a este popular deporte: ¿En qué otro lugar se podrían ver enaguas bajo coloridas polleras, chales con flecos, gruesas trenzas y sombreros de bombín luchando en un cuadrilátero?

Sara Shahriari y Tim Clayton colaboraron con el siguiente video sobre Yolanda la amorosa, una luchadora de El Alto, quien a pesar de la preocupación de su madre, sube al cuadrilátero para luchar por su derecho a ser más de lo que la sociedad estima “apropiado” para una mujer.

Yolanda la Amorosa es miembro de “Titanes del Ring” grupo de lucha que lleva a cabo su función todos los domingos en el Centro Multifuncional de El Alto, Bolivia. El grupo incluye a las cholitas, un grupo de mujeres indígenas que luchan contra hombres, así como entre ellas mismas por sólo unos cuantos dólares cada fin de semana. Yolanda vive con sus dos hijas Adriana y Carmen, en las colinas con vista a La Paz. Bolivia.

Entonces con un movimiento rápido se aleja del cuadrilátero, pone sus manos en la parte superior de las cuerdas, montándose en la segunda. Comienza a rebotar en la cuerda hasta tirar sus piernas y cuerpo hacia el exterior. En este momento se suelta de tal manera que vuela directo al torso de su oponente. El resultado fue un charco de polleras y trenzas en el centro del cuadrilátero.

Acabo de ser testigo del vuelo y el aterrizaje de una de las Cholitas luchadoras y sólo pensé: “¡La batalla de polleras está a toda marcha!”

Ver a las luchadoras en El Alto no sólo se ha convertido en un pasatiempo para locales sino también una atracción turística; lo cual es evidente al ver las decenas de videos cargados en YouTube donde aparecen las cholitas.

Cuando nos sentamos estaba más bien molesto. Nos habían enviado a la “fila de extranjeros”, donde las entradas costaban tres veces más de lo normal. Más o menos $7 así que no había problema. Pero al entrar, nos dijeron que nos sentáramos en una sección especial para “extranjeros”. ¡No gracias! Jürgen y yo nos escurrimos a la sección “regular” y nos sentamos junto a una pareja de fanáticos de lucha libre que nos bombardeaban con preguntas entre pelea y pelea.

La lucha libre es una experiencia boliviana por antonomasia y la recomendamos. Ninguno de los dos esperaba divertirse tanto… me dolía el estómago de tanto reírme. Aunque es evidentemente fingido, ver a estas mujeres ser golpeadas por un hombre puede ser algo espeluznante, así que tal vez las feministas radicales no querrán acercase a este tipo de evento. Pero si un poco de violencia no hace daño a su humor, definitivamente véanlo.

Web

Las Cholitas Luchadoras comenzaron a Luchar desde el 2002

El fenómeno de las "Cholitas Luchadoras" comenzó en Bolivia en el año 2002, cuando los organizadores de eventos de lucha libre buscando mayor concurrencia, decidieron incluir mujeres.

Sin duda alguna este es un espectáculo de lucha libre distinto. Las "trenzas largas y polleras al aire" son una marca distintiva de las "cholitas luchadoras", como las llaman en Bolivia.

En 2003, "vi a mujeres de pollera pelear en una calle de El Alto; me llamó la atención que la gente se arremolinara, pero nadie se animara a mediar o a defenderlas. Ahí­ se me ocurrió la lucha de cholitas", cuenta Nelson Calle, un promotor del show.

El espectáculo comenzó a popularizarse. Tanto, que en El Alto y La Paz, las ciudades más pobladas de Bolivia, ya hay ocho grupos de "cholitas luchadoras", que presentan nombres tan sugestivos como "Juanita, la cariñosa", "Elizabeth Rompecorazones", "Jennifer Dos Caras", "Marta, la Alteña", "Remedios, la misteriosa" o "Silvina, la poderosa".Revista Gobierno

La luchadora Carmen Rosa incursiona en la arena política y televisión

La Paz, 16 Mar.- Polonia Ana Choque Silvestre, conocida en el mundo de la lucha libre como “Carmen Rosa”, saltó a la fama después de volar en varios ring como una estrella engalanada de polleras, manta y trenzas de chola paceña; ahora incursionó en la televisión nacional, mientras de manera paralela también sigue siendo una de las bolivianas más solicitadas para las entrevistas en los medios de comunicación del exterior.

Carmen Rosa, en una entrevista exclusiva concedida a la Red Erbol, aseguró que el secreto de su éxito son las polleras que lleva orgullosamente, al igual miles de mujeres bolivianas.

Choque, a sus 41 años, es una mujer multifacética porque sin descuidar sus labores de casa, se dedica a la lucha libre, además reveló que es dirigente política del partido Movimiento Por la Soberanía de Lino Villca.

Red Erbol (RE): ¿Quién es Carmen Rosa?

Carmen Rosa (CR): Es una mujer paceña, de padre yungueño y mi madre sorateña, tiene dos hijos (Lucia Corina y Pablo Bismarck); casada con el referí Oscar Cahuaza, conocido como “Gato Montino”.

RE: ¿Por qué se llamó Carmen Rosa en el mundo de la lucha libre?

CR: El nombre de luchadora de “Carmen Rosa” me puse en memoria de mi suegra de pollera que se dedicaba a la pollerería y vendía a las comparsas folklóricas de Cota Cota (de La Paz) esa prenda de la mujer boliviana.

RE: Cuéntenos su trayectoria en la lucha libre

CR: En 2000 me inicié en los entrenamientos; al año siguiente salí a luchar en el Multifuncional de la Ceja de El Alto; el 2003 salí del anonimato; en 2005 logré mi primer campeonato. A partir de entonces tuve problemas con el presidente de Los Titanes del Ring y empresario, Juan Mamani, quien empezó a monopolizar las funciones en El Alto y finalmente tras una discusión me echó.

RE: ¿Qué ventajas y desventajas tienen las mujeres de pollera que practican la lucha libre?

CR: Nosotras tenemos el mismo ritmo de entrenamiento que los varones; pero somos el atractivo para los turistas y periodistas del extranjero (por las polleras) que llevamos en alto como muestra de la cultura boliviana.

RE: Entonces, sus polleras son su ventaja en el ring.

Ambas cosas, tenemos más ventaja las cholitas por las polleras, pero también desventajas porque es difícil subir con las polleras a las cuerdas, a veces te pisas o se rompe la vasta. Lo cierto de todo esto es que hay mucha envidia hacia nosotras porque hemos logrado el éxito que los varones no pudieron.

En La Paz, en la actualidad, hay al menos 20 luchadoras de pollera y muchas de ellas decidieron ponerse esta prenda porque el éxito está en las polleras. Lo que me hace pensar en mi hija (Lucia Corina), quien ya está entrenando e incluso ya salió a pelear a Brasil y Perú.

RE: ¿En qué momento decides incursionar en esta actividad?

CR: La mayoría de mis compañeras son hijas de luchadoras. Yo soy hija de nadie, pero apasionada de la lucha libre desde muy joven e incluso ingresaba a los espectáculos sin pagar el boleto por ser fanática.

Soñaba estar con los luchadores en el ring, recuerdo a la “Sombra Vengadora”, el “Kunfu boliviano”, “Silvestre Montes” y otros que ahora están retirados.

Cuando, Juan Mamani anunció la apertura del entrenamiento para ambos sexos no dude en presentarme y fui con pollera a entrenar junto con los varones, al igual que otras compañeras, pero algunas se quedaron en el camino.

RE: ¿Qué se necesita para alcanzar la fama y el éxito?

CR: La fuerza de voluntad. En mi caso, a pesar de que se reían al inicio porque llevaba polleras seguí adelante. Las primeras cholitas que salimos como profesionales y con el debido entrenamiento fuimos “Rosa la Furiosa” (retirada), “Margarita la K’achuk’ara”, “la Petronila” y yo “Juana la India”, que fue el primer nombre que me puse como respuesta a la discriminación que sentía, hasta en los micros o minibuses por llevar polleras.

Luego apareció otra luchadora “Juanita la Cariñosa”, entonces para evitar confusiones me puse el nombre de “Carmen Rosa”.

RE: Carmen Rosa pasa de ama de casa a luchadora y ahora incursiona en la televisión ¿Verdad?

CR: Sí, una bella oportunidad que estoy viviendo en la televisión y agradezco a Dios por la oportunidad, mientras crece la envidia tengo más ofertas de trabajo que lo asumo con humildad.

Ahora estoy trabajando en PAT, en el programa “Del cielo al infierno” y además soy vicepresidenta del partido Movimiento Por la Soberanía (MPS) de Lino Villca.

Algunos, se preguntaran por qué mi incursión en la política y es que quiero que se democratice el uso del Multifuncional de El Alto y sea utilizado por todos los luchadores y no sea monopolio de un solo empresario.

RE: ¿Usted no tiene pisada en el ring del Multifuncional de El Alto?

CR: No, porque el empresario Mamani tiene dinero para sobornar (a las autoridades) y mi grupo de “Las Mamachas del Ring”, “los Campeones Galácticos” y otros seis no podemos hacer peleas ahí porque pareciera ser de propiedad privada de esa persona y no pública como se supone que es el Multifuncional.

RE: ¿Qué opina sobre la discriminación a la mujer de pollera?

CR: No creo que aún exista como antes. Escuché lo que sucedió en Cochabamba (con la egresada de Derecho, Amalia Laura) y pienso que lo han debido pedir (el fotomontaje) para que se vea bien. Yo aceptaría para aparentar bien pero sin que me obliguen a los cambios.

También escuché decir que somos cochinas o indias las de pollera, pero las señoritas algunas ni saben lavarse su ropa, ni preparar comida, porque tienen a sus empleas domésticas, que son de pollera generalmente y hacen esas labores.

RE: ¿Cuál es su mayor objetivo?

CR: Quiero llegar a las Arenas de México, la cuna de la lucha libre, conocer personalmente a los luchadores de ahí. Al inicio de mi carrera nunca había pensado causar tanto impacto en el ring, ser la atracción de los medios internacionales, es más se vendió un montón videos piratas con nuestras luchas como pan caliente, aunque jamás recibimos un centavo de ese comercio, más que la fama.

RE: ¿Se siente realizada como mujer?

CR: Sigo trabajando, estoy en la televisión para que conozcan a la Carmen Rosa verdadera y no a mi imitadora que pelea en el Multifuncional de El Alto con mi nombre y miente a los periodistas del exterior y a los espectadores. Incluso cobra por las entrevistas.

RE: ¿Qué sensación le provoca cuando escucha el nombre del presidente Evo Morales?

CR: Dolor. Me duele, porque parece que no nos conoce a nosotras que llevamos en alto la cultura boliviana en el extranjero; no recibimos apoyo, menos alguna invitación de algún político de su partido interesado en nuestro trabajo.

RE: ¿Y, cuando escucha el nombre del gobernador cruceño Rubén Costas?

No tengo nada en contra él. Se habló de discriminación en el Oriente boliviano, pero cuando fui a Santa Cruz sus habitantes me recibieron con los brazos abiertos y en las funciones muchos cambas se tomaron fotografías conmigo.

RE: ¿Qué piensa sobre la demanda marítima?

CR: Chile nos debería dar una salida soberana al mar, pero eso está en manos de nuestras autoridades.

RE: ¿Cuál es su mayor preocupación en la actualidad?

CR: La corrupción. Sigue habiendo la corrupción en nuestro país de acuerdo a la información de los medios de comunicación, parece que los políticos llegan sigue al poder para robar.

Erbol

sábado, 5 de noviembre de 2011

Documental "Mamachas del Ring" junto a Carmen Rosa

Una historia singular, la de Carmen Rosa, La Campeona sustancia el largometraje documental producido entre Bolivia y Estados Unidos, por la realizadora Betty M. Park.

Así se adentra en el tema polémico y complejo de los deportes violentos, dentro del profesionalismo en la que “una mujer indígena que intenta conquistar el mundo de la lucha libre profesional boliviana, dominado por los hombres. Antes de que Carmen llegara, Bolivia no había visto nunca una mujer indígena tomar el ring con su bombín y sus enaguas, y la multitud respondió masivamente. Pero las presiones de la vida diaria y las responsabilidades de género empiezan a complicar a Carmen, hasta que un día su esposo le da un ultimátum: la lucha o su familia.”

Con guión y producción de la propia Betty M. Park, quien además asumió la edición y el montaje del documental, y la fotografía de Alexander Ramírez, la música de M.G. Espar y la animación de Christophe Lopez-Huici, el filme resalta por su argumento y la habilidad de sus creadores, dentro del contexto plural de las piezas en competencia por los Corales, en numerosas historias que tienen como protagonista a las mujeres del continente en diversas facetas de la existencia humana de nuestra época.

Mujeres

Las patadas voladoras de las Cholitas Luchadoras de Bolivia

Todos los domingos se reúnen en un coliseo de El Alto, en Bolivia, un grupo de mujeres campesinas que optaron por combinar sus labores domésticas con un pasatiempo peculiar: patadas voladoras, puñetazos y llaves de lucha. Llevan más de diez años arriba del ring y sus acrobacias se han convertido en parte del turismo surreal altiplánico.

Los domingos en El Alto son días de misa, mercado, puños y patadas. Estos últimos entre mujeres: los domingos son días de lucha libre entre cholas, mujeres campesinas que migraron a la ciudad y visten con pollera y sombrero de copa.

La cita es en el coliseo Multifuncional, una especie de hangar helado en cuya entrada se amontonan los fanáticos del espectáculo que quieren asegurar un buen lugar en las graderías. La gente se mezcla con los puestos de comida iluminados por lamparitas a gas, los vendedores de cintillos de colores y recuerdos del evento y uno que otro revendedor de entradas.

Una pancarta verde fosforescente anuncia a Los Titanes del Ring, acompañados de las Cholitas Cachascanistas (luchadoras). Pase, ocho bolivianos, ocho pesitos no más, pase, grita un hombre en la puerta. Adentro, un cuadrilátero yace a la altura del punto penal del coliseo y el acceso a los camerinos está flanqueado por un telón verde gastado por el uso. Detrás de este se asoma duditativo un hombre mínimo. Lleva un terno café que alguna vez fue elegante.

Se acerca al cuadrilátero con un micrófono y anuncia que las luchadoras se aproximan al escenario, están calentando. No se impacienten querido público, ya vendrá Dos Caras, La Momia, Mascarita Feliz y las Cholas Cachascanistas, dice para luego preguntar quiénes son hinchas de The Strongest y quiénes de Boliviar, los dos equipos de fútbol más populares de la capital boliviana.

La Roca

La melodía de una morenada interrumpe su animación. La gente que conoce el espectáculo se levanta de sus asientos y comienza a bailar: entra Carmen Rosa, una de las estrellas del evento. De la tribuna le llueven aplausos, besos y silbidos.

La música se corta y tras la cortina verde aparece Julia, La Paceña. Tiene en sus manos un cable que, se supone, es el de la música. “Carmen es buenita y Julia es la mala, todos los domingos se pelean, enemigas son”, nos dice un joven, mientras sus compañeros de asiento ríen por la escena.

Un abucheo generalizado inunda el lugar, acaba de llegar ‘The Undertaker’ aymara, y se va a enfrentar a la Roca, el malo contra el bueno con polleras, trenzas y sombrero.

Julia corre al cuadrilátero, le quita el micrófono al hombre de terno y grita: “Yo soy la campeona y huasca te voy a dar a vos”. Aúlla. Cuando dice ‘a vos’ se refiere a Carmen, y con ‘huasca’, quiere decir que la va a revolcar.

“De mentiras es, hay una de ellas, que no está acá, que es profesora de colegio.- Dice el joven sentado cerca de nosotros y que poco a poco se convierte en el relator del puño va”, patada viene.

Arriba en el cuadrilátero ambas mujeres se miran con desafiante pasión criminal. Carmen abre la sesión. Da una carrerita corta se coloca detrás de ‘La Paceña’, la toma de sus dos trenzas y…zas!, la hace girar por el aire. ¡Que comience el combate! Julia golpea contra las cuerdas, se impulsa en estas y rebota disparada hacia Carmen que la recibe con una patada en el pecho. El público responde con aplausos y gritos.

El piso del ring está relleno con trapos y algodones y la escena entera recuerda a un set maltrecho de Laura en América. Pareciera que de un momento a otro alguien va gritar con voz ronca ‘Que paseeee la otra’. Pero acá no hay otra. Solo Carmen Rosa y Julia. Machetazo va, voladora viene. Llave Aunque todo es actuado, desde la tribuna se puede ver que existe contacto físico y ocasionalmente Carmen o Julia se encajan uno que otro golpe.

El público lo nota y aplaude cada contacto con dolor. Sin embargo, lo que más se aplaude es cuando alguna de ellas ejecuta una maniobra que deja, a una o a las dos a la vez, con los calzones al aire. “Un cuate me ha contado que una de las luchadoras se rompió la cabeza con un fierro y la han tenido que llevar al hospital”, comenta nuestro nuevo amigo.

Justicia Divina

Después de unos minutos parece que Carmen está perdida, se ve noqueada en el piso y su contrincante se trepa en una esquina, levanta los brazos pidiendo el apoyo del público y salta con el codo extendido apuntando a la espalda de su contrincante. Pero no. Carmen reacciona y se corre a tiempo. Julia se azota contra la lona y la otra, aún en el suelo, le aplica una llave asfixiante con las piernas.

Un hombre entra en escena, sube al ring y golpea al árbitro con una silla plegable. Una vez noqueado, lo levanta con esfuerzo y lo tira fuera del cuadrilatero. Ahora que no hay ley, se ensaña contra Carmen. Dos cachetadas, !zas zas! Es el marido de Julia, viene en su defensa y no parece manso.

La agresión provoca el abucheo del público que grita “maricón, maricón”. La gente, familias, mujeres, niños y jóvenes, parece afectada por la escena.

Pero, justicia divina, del camerino sale veloz como puma andino, un hombre gordo y bigotón que sube al ring y golpea al marido de Julia con una patada. La escena se repite: el marido de Carmen viene en su ayuda. Su atuendo es una mezcla de ropa deportiva y pijama.

La situación pareciera salir de control mientras el maestro de ceremonias finge sorpresa y dice por el micrófono que esto es insólito. En el cuadrilátero el clan de Carmen Rosa domina al matrimonio rival. Él contra ella, ella contra él.

Los hombres abandonan el ring abucheados por el público y las trenzas de ambas mujeres son ahora un recuerdo. Su greña suelta las hace ver como sobrevivientes de una tragedia. A la larga, solo Carmen Rosa sobrevivirá a este combate.

Nuevamente solas en el ring, Carmen Rosa sigue con el puño-patada-puño-patada lastimando a su contrincante. Ha sido mucho par las dos, el show lleva más de 10 minutos y decide que Julia debe morir con un llave: se sienta encima de ella y le retuerce una pierna hasta que La Paceña pide paz.

Se la dan y los fanáticos aplauden la audacia de ambas luchadoras, aunque algunos lanzan al cuadrilátero botellas plásticas vacías. La morenada se enciende de nuevo en señal de que la victoriosa es Carmen: “Cuánto cuestas cuánto vales amor mío, si tu quieres yo te pago”.

Esta es solo la primera de cinco peleas programadas para la tarde de entretención familiar. Los siguientes combates enfrentan a luchadores disfrazados de power rangers contra un par vestido con una especie de mameluco negro.

Más adelante vendrán combates entre mujeres sin pollera -o birlochas- y cholas. Pero sin duda, el espectáculo que ambas mujeres acaban de dar en el escenario es de lo más rescatable de la tarde: calzones, golpes y baile.

Luego de las sesiones de violencia fingida el público se retira poco a poco, todos a pie entre las calles inundadas de barro y cientos de miles de plásticos y cáscaras de fruta. Es domingo en El Alto, mañana Carmen Rosa será una mamá más y Julía seguro tendrá dolor de cabeza. Las calles de la ciudad se llenan de micro buses que gritan su destino: Ciudad Satélite, Alto Lima, Achumani, Calacoto, San Miguel, Pérez Velasco.

The Clinic

Correo electrónico: cholitaswrestling@gmail.com